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DEVOCIONALES

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PASOS HACIA LA LIBERTAD

El libro de Éxodo ha fascinado tanto a creyentes como a incrédulos a través de los siglos. Existen pocas historias bíblicas que han capturado la imaginación de la gente de diferentes épocas, culturas y creencias religiosas.

Christian Sarmiento ha escogido ver a Éxodo no sólo como una historia del pasado. En las páginas de este libro devocional, él nos lleva de vuelta a examinar momentos críticos en la historia de los hijos de Israel y de esos momentos resalta principios de vida para hoy.

Usted descubrirá una verdad que trasciende el tiempo y las circunstancias. A medida que lea estos pensamientos devocionales, encontrará verdades eternas para su caminar diario. Viajando a la par del pueblo de Dios de la antigüedad sentirá al Dios de ellos a su lado.

Duración 124 días

PASOS HACIA LA LIBERTAD
“Harás el tabernáculo... como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones” (Éxodo 26:1, 27:21c).
Lecturas adicionales: Ezequiel 37:27; Hechos 15:16; 2 Corintios 5:4; Hebreos 9:3

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El tabernáculo en el desierto durante el Éxodo era prototipo del Señor Jesucristo; Él, que se hizo carne (tabernáculo) para demostrar lo que es estar lleno de la presencia de Dios y mostrar su gloria: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros [se hizo tabernáculo] (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).

Jesús vino a mostrarnos lo que espera de nosotros. Hoy somos el nuevo tabernáculo que debe manifestar la presencia de Dios a nuestra generación: “Porque sabemos, que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos” (2 Corinti os 5:1).

Un día estaremos en un nuevo tabernáculo, el cielo, gozándonos del Señor Jesucristo: “Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre” (Hebreos 8:1-2). “Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación” (Hebreos 9:11).

 “Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos, como su Dios” (Apocalipsis 21:3).

Hoy oro para que, como tabernáculo que somos, llenos de la presencia de Dios, Él nos guíe, y su gloria se manifieste en nosotros en todo lugar donde nos encontremos.

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