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DEVOCIONALES

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PASOS HACIA LA LIBERTAD

El libro de Éxodo ha fascinado tanto a creyentes como a incrédulos a través de los siglos. Existen pocas historias bíblicas que han capturado la imaginación de la gente de diferentes épocas, culturas y creencias religiosas.

Christian Sarmiento ha escogido ver a Éxodo no sólo como una historia del pasado. En las páginas de este libro devocional, él nos lleva de vuelta a examinar momentos críticos en la historia de los hijos de Israel y de esos momentos resalta principios de vida para hoy.

Usted descubrirá una verdad que trasciende el tiempo y las circunstancias. A medida que lea estos pensamientos devocionales, encontrará verdades eternas para su caminar diario. Viajando a la par del pueblo de Dios de la antigüedad sentirá al Dios de ellos a su lado.

Duración 124 días

PASOS HACIA LA LIBERTAD
“Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito. Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro. Ve, pues ahora, lleva a este pueblo donde te he dicho: he aquí mi ángel irá delante de ti; pero en el día del castigo, yo castigaré en ellos su pecado. Y Jehová hirió al pueblo, porque habían hecho el becerro que formó Aarón” (Éxodo 32:31-35).
Lecturas adicionales: 1 Samuel 12:23; Jeremías 29:7; Ezequiel 22:30; Hechos 8:24; Romanos 5:5.

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Cuando confrontamos crisis, la clave es volver una y otra vez a Dios, ¡no hay otra opción!: “Entonces volvió Moisés a Jehová...” (v. 31). La honestidad con Dios es clave cuando confrontamos una crisis. Él necesita ver transparencia en nuestro corazón y un espíritu de sincero arrepentimiento por nuestro pueblo: “... pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro” (v. 31).

Nuestra conversación (oración) con Dios debe ser un clamor pidiendo perdón por nuestro pueblo: “Te ruego... que perdones ahora su pecado” (vv. 31-32).

El amor de Dios en nuestro corazón, por nuestro pueblo, debe ser tal que estemos dispuestos a dar nuestra vida por ellos: “... y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito” (v. 32).

Cuando oramos, cuando suplicamos y en honestidad vamos a Dios, Él nos responde: “Jehová respondió a Moisés...” (v. 33).

Tenemos un Dios justo que confrontará, condenará y castigará el pecado no confesado: “... Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro... yo castigaré en ellos su pecado. Y Jehová hirió al pueblo, porque habían hecho el becerro que formó Aarón” (vv. 33-35).

Dios no abandonará su misión, Él vuelve y nos envía como sus líderes para continuar la misión aún en medio de grandes dificultades: “Ve, pues, ahora, lleva a este pueblo donde te he dicho...” (v. 34).

Hoy oro para que como líderes continuemos intercediendo por nuestro pueblo tan necesitado. Mi oración es que Dios nos llene de su amor de tal manera que apasionadamente busquemos el tiempo para interceder por nombre y apellido por nuestros compañeros ministeriales.

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