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DEVOCIONALES

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PASOS HACIA LA LIBERTAD

El libro de Éxodo ha fascinado tanto a creyentes como a incrédulos a través de los siglos. Existen pocas historias bíblicas que han capturado la imaginación de la gente de diferentes épocas, culturas y creencias religiosas.

Christian Sarmiento ha escogido ver a Éxodo no sólo como una historia del pasado. En las páginas de este libro devocional, él nos lleva de vuelta a examinar momentos críticos en la historia de los hijos de Israel y de esos momentos resalta principios de vida para hoy.

Usted descubrirá una verdad que trasciende el tiempo y las circunstancias. A medida que lea estos pensamientos devocionales, encontrará verdades eternas para su caminar diario. Viajando a la par del pueblo de Dios de la antigüedad sentirá al Dios de ellos a su lado.

Duración 124 días

PASOS HACIA LA LIBERTAD
“También hizo la fuente de bronce y su base de bronce, de los espejos de las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión” (Éxodo 38:8).
Lecturas adicionales: Éxodo 29:4; Mateo 28:19; Hechos 1:8; 1 Corintios 6:11; Efesios 5:26; Hebreos 9:22; 10:22; Apocalipsis 1:5.

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Los sacerdotes para poder servir en el tabernáculo debían antes lavarse las manos y los pies en la fuente de bronce. Hoy todos los cristianos somos los nuevos sacerdotes llamados a servir: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).

La tarea es bien clara: anunciar a Jesús, ser testigos de lo que Él ha hecho por nosotros: “... para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).

¡Nosotros estamos calificados para servirle y dar testimonio de Jesús! ¡Hemos sido lavados! Como iglesia, como la novia del Cordero que somos, Él nos lavó, limpió y purificó para su servicio: “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:5).

Debemos creer en lo que Él ha hecho. Recibir el testimonio de su Espíritu de que nos ha salvado mediante su sacrificio, y de que somos sus hijos. “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios... Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Romanos 8:16, 14). No nos quedemos estáticos. Vayamos a servir. ¡Ya estamos listos!

Hoy oro para que estemos conscientes de que Cristo nos ha salvado para que le sirvamos. Debemos estar seguros de nuestra salvación para poder comenzar a servirle por amor.

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