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DEVOCIONALES

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PASOS HACIA LA LIBERTAD

El libro de Éxodo ha fascinado tanto a creyentes como a incrédulos a través de los siglos. Existen pocas historias bíblicas que han capturado la imaginación de la gente de diferentes épocas, culturas y creencias religiosas.

Christian Sarmiento ha escogido ver a Éxodo no sólo como una historia del pasado. En las páginas de este libro devocional, él nos lleva de vuelta a examinar momentos críticos en la historia de los hijos de Israel y de esos momentos resalta principios de vida para hoy.

Usted descubrirá una verdad que trasciende el tiempo y las circunstancias. A medida que lea estos pensamientos devocionales, encontrará verdades eternas para su caminar diario. Viajando a la par del pueblo de Dios de la antigüedad sentirá al Dios de ellos a su lado.

Duración 124 días

PASOS HACIA LA LIBERTAD
“¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y… para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo. Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia… Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo” (Éxodo 32:12-14. Leer desde el v. 7 al v. 14).
Lecturas adicionales: Génesis 20:16; Números 11:2; 1 Reyes 13:6; Amós 3:7; 4:13; 2 Pedro 3:9; 1 Juan 2:1.

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La acción de Dios ante el pueblo corrupto y rebelde: Lo primero que Dios hace es buscar un verdadero líder que siga a Dios y consulta sobre la acción que tomará contra este pueblo (¡Qué privilegio saber que Dios quiere consultarnos!): “Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma...” (v. 10).

Dios le hace una propuesta a su líder fiel: “Anda, desciende... y de ti yo haré una nación grande” (vv. 7, 10).

Moisés oyó todo el consejo de Dios y “entonces Moisés oró...” (v. 11).

Moisés no tenía su propia agenda, él desestimó la oferta de Dios de hacer solo con él una nación grande, y prefirió considerar las necesidades de su pueblo. Moisés humildemente dialoga con Dios: Le dice que el NOMBRE DE JEHOVÁ está en juego: “¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra?...” (v. 12).

Le menciona las promesas que Dios había dado: “Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre” (v. 13).

Intercede por la salvación del pueblo que Dios le ha dado: “... Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo” (v. 12).

¿Cuál es la respuesta de Dios?: “Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo” (v. 14).

Hoy oro para que nos volvamos intercesores a favor del pueblo que es rebelde a Dios y de dura cerviz que está cerca de nosotros.

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