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DEVOCIONALES

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No me dejan cargar mi cama

Duración 369 días

No me dejan cargar mi cama
“Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho” (Juan 5:10).
Lecturas adicionales: Mateo 12:7-8; Romanos 7:12; 13:10; Gálatas 3:24; 1 Timoteo 1:8.

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Era la primera vez que este hombre podía cargar su cama y ahora se lo prohíben los legalistas fariseos. Era la primera vez que se sentía sano, útil, libre, con ganas de caminar. ¡No nos podemos imaginar la sensación de gozo y salud que tuvo este hombre! Pero, los judíos no lo dejaron cargar su cama. 

El hombre lisiado había sido sanado al obedecer la orden del Creador, Sanador, nuestro Señor Jesucristo. 

Jesús mismo creía que la ley debía cumplirse: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5:17). 

La función de la ley es guiarnos a Cristo, guiarnos a aquel que es el amor de Dios encarnado. La ley no es para apabullar, sino para proteger. Es una maestra que nos cuida para que busquemos a Dios, para llevarnos a Cristo. 

Entonces, ¿cuál es el problema de los legalistas al estilo de los fariseos? El problema reside cuando las reglas y la ley que son un medio para guiarnos a Dios y a Cristo se personas a hacer lo que ellos quieren. 

Esencialmente el problema es idolatría. Nunca una ley es más importante que amar al que está en necesidad. La ley según dice la Escritura es buena en sí misma. La ley no es Dios. Dios es el que da la ley. Por lo tanto, la ley es creación de Dios. Los fariseos estaban más preocupados por la ley que por Dios. 

El hombre que cargó su lecho estaba obedeciendo al que da la ley, y el que da la ley no se contradice a sí mismo. 
 
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