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DEVOCIONALES

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PASOS HACIA LA LIBERTAD

El libro de Éxodo ha fascinado tanto a creyentes como a incrédulos a través de los siglos. Existen pocas historias bíblicas que han capturado la imaginación de la gente de diferentes épocas, culturas y creencias religiosas.

Christian Sarmiento ha escogido ver a Éxodo no sólo como una historia del pasado. En las páginas de este libro devocional, él nos lleva de vuelta a examinar momentos críticos en la historia de los hijos de Israel y de esos momentos resalta principios de vida para hoy.

Usted descubrirá una verdad que trasciende el tiempo y las circunstancias. A medida que lea estos pensamientos devocionales, encontrará verdades eternas para su caminar diario. Viajando a la par del pueblo de Dios de la antigüedad sentirá al Dios de ellos a su lado.

Duración 124 días

PASOS HACIA LA LIBERTAD
“Entonces el suegro de Moisés le dijo: No está bien lo que haces. Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo. Oye ahora mi voz…” (Éxodo 18:17. Leer hasta el v. 24).
Lecturas adicionales: Éxodo 17:9; Hechos 6:3-4; 2 Timoteo 2:2.

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Un buen líder tiene que administrar mucho: “Aconteció que al día siguiente se sentó Moisés a juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo delante de Moisés desde la mañana hasta la tarde” (v. 13). Cuando estamos abrumados por tanto trabajo, Dios nos aconseja, a veces a través de alguien cercano: “Viendo el suegro de Moisés todo lo que él hacía con el pueblo, dijo: ¿Qué es esto que haces tú con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo está delante de ti desde la mañana hasta la tarde?... Entonces el suegro de Moisés le dijo: No está bien lo que haces” (vv. 14, 17).

Habrá consecuencias si no delegamos: “Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo” (v. 18).

La primera tarea es orar: “Está tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios” (v. 19b).

La segunda tarea, instruir al pueblo: “Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer” (v. 20).

La tercera tarea, escoger líderes idóneos y entrenarlos: “Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios…” (leer vv. 21-22).

Debemos estar seguros de tener el plan de Dios y obedecerlo: “Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú podrás sostenerte, y también todo este pueblo irá en paz a su lugar. Y oyó Moisés la voz de su suegro, e hizo todo lo que dijo” (vv. 23-24).

Hoy oro para que Dios nos dé la posibilidad de delegar muchas de nuestras tareas administrativas a líderes que Dios ha llamado a tales labores. Oro para que, como líderes, aprendamos a confiar en líderes fieles.

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