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DEVOCIONALES

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PASOS HACIA LA LIBERTAD

El libro de Éxodo ha fascinado tanto a creyentes como a incrédulos a través de los siglos. Existen pocas historias bíblicas que han capturado la imaginación de la gente de diferentes épocas, culturas y creencias religiosas.

Christian Sarmiento ha escogido ver a Éxodo no sólo como una historia del pasado. En las páginas de este libro devocional, él nos lleva de vuelta a examinar momentos críticos en la historia de los hijos de Israel y de esos momentos resalta principios de vida para hoy.

Usted descubrirá una verdad que trasciende el tiempo y las circunstancias. A medida que lea estos pensamientos devocionales, encontrará verdades eternas para su caminar diario. Viajando a la par del pueblo de Dios de la antigüedad sentirá al Dios de ellos a su lado.

Duración 124 días

PASOS HACIA LA LIBERTAD
“Y la casa de Israel lo llamó Maná; y era como semilla de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel… Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán” (Éxodo 16:31, 35)
Lecturas adicionales: Deuteronomio 8:3; Salmos 78:24; Mateo 7:9; Lucas 11:3; 1 Corintios 10:16-17; Hebreos 9:4

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La expresión “¿qué es esto?” es la traducción literal de “maná”. Encontrar el alimento del cielo para nuestra vida (Jesucristo) nos hace decir casi lo mismo: ¿Cómo puede ser esto? ¿Qué es esto?

¿Qué es esta salvación tan grande?: “Y la casa de Israel lo llamó Maná” (v. 31). “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:35).

La respuesta a “¿qué es esto?” es contar que Jesús es mi vida, mi alimento: “... guardadlo para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que yo os di a comer en el desierto, cuando yo os saqué de la tierra de Egipto” (v. 32).

“Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres, comieron el maná y murieron; el que come este pan vivirá eternamente” (Juan 6:58).

“... Lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida... lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo” (1 Juan 1:1, 3).

Él nos sustenta todos los días de nuestra vida. Él es el Pan de vida eterna: “Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán” (v. 35).

“El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:54).

Hoy oro para que entreguemos a nuestras descendientes el “Maná”, el que descendió del cielo, Jesús.

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