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DEVOCIONALES

Dependencia total
“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí” (Juan 15:4). 
Lecturas adicionales: Mateo 12:33; Juan 6:68-69; 2 Corintios 5:15; Colosenses 2:6-7; 1 Juan 2:6.

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Permanecer es la acción voluntaria de quedarse en un lugar, en este caso, quedarnos con Jesús en todo momento de nuestro andar en la tierra. Escuchando su voz, sus mandatos y poniéndolos en práctica.

"Permaneced en mí" indica una dependencia total en aquel que nos sustenta, pues en Jesús, “todas las cosas... subsisten” (Colosenses 1:17).

La única manera de continuar limpio (siendo “podado”) y dar fruto, es a través de una relación íntima con Jesús.

Pudiéramos decir que es una relación de sangre: su savia corriendo a través de nuestra vida, así como la savia del tronco pasa a las ramas, a los pámpanos.

Muchas veces hemos tratado de llevar a alguien a Jesús por nuestros propios esfuerzos, dones o conocimiento, y hemos experimentado el fracaso. Debemos tener la presencia de Jesús siempre en nuestra vida, para que por nuestro testimonio las personas lo puedan ver a Él en nosotros.

“Y yo en vosotros”, actualmente indica que la acción de permanecer en Él nos asegura que Él permanecerá en nosotros. Así como dice en Hebreos 13:21: “Os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo…”

Hace unos años leí a un autor que mencionó este versículo así: “Así como yo permanezco en ustedes, ustedes permanezcan en mí”.

El énfasis de su amor es que es incondicional, que Él siempre está allí por nosotros. Sólo tenemos que llegar a Él pues nos espera con los brazos abiertos (ver Lucas 15). 
 
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