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DEVOCIONALES

Sanidad completa
"Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró" (Juan 9:35-38).
Lecturas adicionales: Salmo 69:32; Mateo 9:11-13; Lucas 19:10; 2 Corintios 6:2; 1 Timoteo 1:15.

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Jesús está consciente de todo lo que nos sucede: "Oyó Jesús que le habían expulsado". Jesús estaba atento a lo que acontecía en la vida del hombre. Él nos salva y sana, y nunca nos abandona. Él está cerca de nosotros.

Jesús no sólo está cerca de nosotros, sino que nos busca y nos presenta las buenas noticias con claridad: "Y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios?" El hombre sanado no lo buscó, Jesús lo halló y le habló. Él aún está buscando a los perdidos. Jesús no descansará hasta encontrarnos personalmente y hacernos la clara y contundente pregunta: ¿Crees tú en el Hijo de Dios?”

Creer en Jesús es depositar nuestra confianza en que Él es Dios, que es el Mesías y como tal tiene el poder para hacernos nuevas criaturas.

La respuesta de Jesús: “Pues le has visto, y el que habla contigo, él es”, es contundente. Su respuesta fue evidente: “Él es”. Ésta es la misma respuesta que Dios le da a Moisés: “Yo soy”. No hay otro Dios, no hay otro que pueda libertar, salvar y sanar.

Pero para ser hallado por Él, debemos estar también buscándole. Es una bendita asociación. Dios a la búsqueda, nosotros en la búsqueda. El hombre que fue sanado estaba buscando en quién creer y Dios se deja hallar por aquellos que lo buscan.

El hombre cree y por fe acepta que Jesús es "el Hijo de Dios". Y él dijo: "Creo".

El propósito de ser sanado físicamente no es sólo para bendecirnos y satisfacer una necesidad, sino para cumplir la razón por la que fuimos creados por Dios, para adorarle. 
 
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