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DEVOCIONALES

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¿De dónde deriva mi identidad?

Duración 369 días

¿De dónde deriva mi identidad?
"Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero. Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy" (Juan 8:13-14).
Lecturas adicionales: Romanos 1:16; 8:16; Gálatas 4:7; 1 Timoteo 1:14; 2 Timoteo 1:12.

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Nuestra identidad siempre está relacionada a la persona que somos. Una de las tentaciones más fuertes que podemos tener como creyentes es la de esconder nuestra identidad.

De hecho, Satanás trata de desviarnos de Dios y de Jesús, sembrando duda en nuestro corazón. Una de sus tentaciones es que cuestionemos nuestra identidad. Él nos grita al corazón, "¿quién te crees que eres?"

Satanás cuestiona nuestra identidad, menospreciando nuestro testimonio. “¡Ah!, ¿y dices que eres cristiano?” Los fariseos cuestionan el testimonio de Jesús. Realmente cuestionan su identidad. Satanás ya había tratado de hacerlo, ahora usa a los fariseos para el mismo fin. Luego, "el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios..." (Lucas 4:3).

Jesús desarma a los fariseos diciéndoles en quién basa su autoridad. Lo hace diciendo, "Yo sé quién soy", realmente, "porque sé de dónde he venido y a dónde voy".

Jesús sabía quién era, el mismo Dios, el Hijo de Dios, y no sólo sabía quién era, sino su propósito: "porque sé... a dónde voy".

Cuando seamos tentados en cuanto a nuestra identidad como hijos de Dios, Jesús nos da el ejemplo claro de cómo combatir esa tentación. Podemos empuñar nuestra mano y decirle a quien sea, aún al diablo: “Yo soy un hijo/hija de Dios, porque he aceptado por fe la "luz de vida a través de la muerte de Jesucristo en la cruz” ¡Y punto! ¡No hay más discusión! ¿De quién derivo mi identidad? ¿A quién escucho? ¿A quién obedezco o me someto? ¿Quién es mi máxima autoridad?
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