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DEVOCIONALES

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¡No a la venganza!

Estudio del libro de Génesis

Duración 233 días

¡No a la venganza!
“Viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron: Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos. Y enviaron a decir a José: ... Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado... Y José lloró mientras hablaban... Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón” (Génesis 50:15-21).
Lecturas adicionales: Juan 16:8-9; Mateo 5:4; Romanos 12:19; Hebreos 10:30; Romanos 8:28;

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Las etapas del perdón:
1. Debemos estar conscientes que aquellos que nos hicieron daño tienen miedo de las personas son temerosas de Dios.
2. Debemos sentir un dolor santo y tomar una postura de amor ante aquellos que nos han hecho mal.
3. Debemos reconocer que es Dios quien trata con el pecado de otros, no nosotros: “Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios?”
4. Tenemos la seguridad de que todo lo que nos acontece, aun el mal que otros nos hagan, Dios lo utiliza para que se cumplan sus propósitos en nosotros.
5. Debemos dar muestras claras de que hemos perdonado: “yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos”. “Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre
su cabeza” (Romanos 12:20). “No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres” (Romanos 12:17).
6. Debemos consolar y librar de todo miedo a aquellos que nos hicieron daño: “Ahora, pues, no tengáis miedo... Así los consoló, y les habló al corazón”. “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mateo 5:7). “No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición” (1 Pedro 3:9).

Mi oración hoy es que adoptemos la actitud de José y el Espíritu de Cristo. Ellos al ser agraviados y dañados por sus semejantes perdonaron y dieron evidencias de haber perdonado. Sigamos su ejemplo. ¡Perdonemos!
 
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