Devocional diario

La increíble aventura de ser hijos de Dios

“El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espîritu” (Juan 3:8).

Lecturas adicionales: Eclesiastés 11:5; Job 33:4; Mateo 19:29; Hechos 2:2-4; 15:8, 9; Romanos 8:16; Gálatas 4:6; 5:16, 25; 1 Juan 4:13.

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¿Cómo puedo aplicar estos principios a mi vida?

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La vida cristiana o la vida “en el Espíritu”, o como Pablo lo dice: “en Jesús” está llena de grandes, increíbles y lindas sorpresas basadas en las promesas de Dios. La vida en el centro de la voluntad de Dios ¡vale la pena!

Para vivir en el Espíritu sólo necesitamos amar a Dios con todo nuestro ser y entregarle el control total de nuestra vida.

El apóstol Pablo lo expresó así: “Con Cristo estoy juntamente ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20).

Imagínese un papel tirado en el suelo de una calle. El viento sopla y sopla. El papel no pone resistencia. El papel no sabe para dónde va, todo es sorpresa, ¡todo es nuevo!: “Las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17b).

Si permitimos que Dios nos guíe, terminaremos en el me- o estatus, ni aun posición material. Dios nos pondrá en el lugar en el que Él quiera usarnos. A Pedro lo sacó de la cárcel; a Jacobo lo llevó a la ejecución. El mejor lugar es dónde Él quiera: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos [mártir] en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

Él nos capacitará a donde nos lleve o nos deje (nos dará poder) para ser testigos de Él, ya sea como mártir, o como quiera que sea.