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DEVOCIONALES

Contradicción
“Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse, y así poder comer la pascua” (Juan 18:28).
Lecturas adicionales: Miqueas 2:1; Mateo 23:23-28; Hechos 4:11.

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La pascua era la celebración de Israel de su independencia . Celebraban haber sido libertados de la esclavitud de los egipcios.

Dios ordenó “comer la pascua” y lo estipuló a través de Moisés. Celebraban que los primogénitos no murieron al ser salvados por “la sangre del cordero” rociada sobre el marco de las puertas. Era una fiesta solemne, sagrada y santa. Nadie debía estar contaminado internamente de pecado, ni externamente impuro por haber tocado algo prohibido por la ley.

Ahora, los compatriotas de Jesús lo llevan a la “casa de Caifás”, un lugar lleno de romanos, gentiles impuros. El entrar allí sería contaminarse. Deciden no entrar “para no contaminarse”, pero sí estaban entregando a muerte al Autor de la vida.

Leemos en Hechos 3:14-15: “Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos”. 

Su preocupación era con lo externo. Pero Dios ve la verdadera contaminación: “Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre...” (Mateo 15:18-20).

¡Qué contradicción! Deshaciéndose del verdadero Libertador. Contaminados por dentro, y no queriéndose contaminar con lo externo para celebrar la libertad que no tenían. 
 
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