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DEVOCIONALES

Negación
“Estaba, pues, Pedro en pie, calentándose. Y le dijeron: ¿No eres tú de sus discípulos? El negó, y dijo: No lo soy” (Juan 18:25).
Lecturas adicionales: Salmos 118:8; Proverbios 29:25; Jeremías 17:5-10.

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Pedro era una persona de personalidad extrovertida, explosiva, una gran persona. Era fiel y de convicciones profundas por su nación. Él había aprendido mucho de Jesús durante tres años.

Jesús le dijo a Pedro que no confiara en sí mismo, en sus talentos y personalidad de líder. Aunque éstos son dados por Dios, no son la base de nuestra vida cristiana. Dios usa nuestros talentos y personalidad, pero éstos no nos sostienen como cristianos.

Es por esa razón que en el episodio de la última cena sucede esta conversación: “Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; mas me seguirás después. Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti. Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces” (Juan 13:36-38).

Jesús anunció con exactitud la negación de Pedro. Pedro pensó que a través de sus propias fuerzas él podía permanecer fiel a Jesús. Esto nos advierte de las consecuencias de tomar nuestros talentos y personalidad como base para la vida cristiana.

La clave es ir a “donde Jesús fue”, a la cruz. Morir a nuestras pretensiones, personalidad y talentos. Una vez consagrados Dios los usará.

Pedro fracasa ante el temor a los romanos, sus compatriotas, y los suyos, y negó a Jesús.

Pero la historia no termina allí, Jesús restauró a Pedro, quien se arrepintió antes del día de Pentecostés y se sometió por completo, aun su impulsiva personalidad, para servir al Señor.
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