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DEVOCIONALES

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No regale la herencia

Estudio del libro de Génesis

Duración 233 días

No regale la herencia
“Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura” (Génesis 25:34).
Lecturas adicionales: Salmos 16:5; Efesios 1:18; Colosenses 3:24; Hebreos 9:15; Hebreos 11:7-8

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Esaú, a causa del hambre, de algo temporal, por satisfacer un apetito terrenal, por amor a sí mismo, perdió su herencia. ¿Se dio cuenta Esaú de lo que estaba haciendo? ¿Acaso pensó en las consecuencias de regalar su primogenitura? La Biblia nos insta a mirar lo eterno. “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Colosenses 3:2).

Miremos lo que ya tenemos como hijos de Dios:
1. “Herencia entre los santificados” (Hechos 26:18).
2. Dios es nuestra herencia: “En él asimismo tuvimos herencia...”. “... fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia...”; “... las riquezas de la gloria de su herencia en los santos” (Efesios 1:11, 13-14, 18).
3. En Jesucristo podemos recibir la herencia, a Él mismo: “con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz” (Colosenses 1:12).
4. Tenemos la mejor de las herencias: “... una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros” (1 Pedro 1:4).

Leemos en Hebreos 11:25-27 como Moisés “escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, tendiendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón… porque se sostuvo como viendo al Invisible”.

Mi oración hoy es que podamos ser conscientes de lo que hemos recibido a través de nuestro Salvador y que no comprometamos ni menospreciemos a cambio de nada la herencia que hemos recibido.
 
 
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